L’Estatut de Núria no pot reeixir

El dia 16 de juny de 1932 a les Corts Constituents es va iniciar el debat sobre l’article 2 del dictamen de l’Estatut d’Autonomia elaborat per la comissió parlamentària, el qual feia referència a la llengua catalana.

La minoria catalana va intentar d’esmenar aquest dictamen per tal d’ajustar l’Estatut a la proposta de Núria, que havia estat ratificada pel poble català, per mitjà d’una esmena que varen presentar el dia 8 de juny de 1932 on s’afirmava: «La lengua catalana será oficial en Cataluña.» El discurs de defensa d’aquest vot particular va anar a càrrec del diputat Martí Esteve, que va dir: «No me esforzaré, Sres. Diputados, en demostraros que el hecho lingüístico catalán es algo tan vivo, como en Castilla se hable castellano.»(1) «Dada esta realidad, Sres Diputados, y habiendo fracasado plenamente toda política de asimilación espiritual en Cataluña (aquella política de asimilación que, según frase exacta del Sr. Presidente del Consejo de Ministros, en caso de que hubiera triunfado, habría representado un empobrecimiento espiritual de España); fracasada —digo— esta política de asimilación, de asimilación por la cultura o por la violencia, creo que es lo más justo, lo más liberal, lo más beneficioso para Cataluña y para la República, tratar el hecho lingüístico de Cataluña, no como una diferencia irreductible, y como tal simplemente tolerada, sino darle el rango que hay que dar a todos los idiomas, sobre todo cuando se trata de un idioma como el de Cataluña, que tiene por su pasado y por su presente un valor de univer-salidad.»(2)

El diputat radical per Lugo, Gerardo Abad Conde, va contestar al discurs en nom de la comissió i negà possibilitats de reeixir a la pretensió esmenadora dels catalans dient: «…cuando por todos quedó convenido que el idioma oficial de la República es el castellano; por consiguiente, tratar de excluirlo de vuestro Estatuto es sencillamente establecer un monopolio en favor del catalán (…). Preferiría yo que nos hubiéramos equivocado al interpretar ese vuestro deseo de exclusión del castellano, que de ser cierto indica algo así como una guerra de ese idioma. (…) ¿Por qué excluís todo género de comunicaciones que no sean las con el Gobierno de la República? Parece como que queréis sostener vuestro idioma de un modo exclusivo y entonces sí que se trata de la imposición de un idioma sobre otro. Si en el artículo 4 de la Constitución se ha establecido terminantemente que las relaciones entre autoridades de Cataluña y fuera de Cataluña han de efectuarse en idioma oficial de la República, en castellano, ¿por qué imponéis sobre el castellano vuestra lengua?»(3)

En el torn de rectificació, el senador Esteve va dir: «Nosotros admitimos y aceptamos que la lengua castellana es la lengua oficial de la República y en nuestra enmienda no se afirma nada en contra de este principio, que envuelve indudablemente una preferencia a favor de la lengua castellana, pero como está en el precepto constitucional lo admitirnos y aceptamos. Y puestas así las cosas, he de decir al Sr. Abad Conde que no tendría nada de particular que no existiera este artículo en la Constitución, o que existiese en forma distinta, porque en Suiza, caso que yo he evocado en la Cámara, existen tres lenguas oficiales; pero es que además de la igualdad entre los Cantones que la forman, y por lo tanto, para equiparar el caso, cosa que no quiero porque no existe en la Constitución, la lengua catalana tendría que ser oficial, en toda la República, o podría darse el caso distinto, que seguramente escandalizaría al Sr. Abad Conde, pero es el que se da en Bélgica. En Bélgica después de un período de bilingüismo, o sea de cooficialidad de lenguas de Valonia y la región de Flandes, se fue al período de unilingüismo oficial, y éste es el caso y no otro, de que se pidiera la cooficialidad, la lengua catalana como lengua oficial de Cataluña.»(4)

El diputat Abad Conde va contestar: «Sabe S. S. que el art. 4 de la Constitución, relativo a los idiomas, hace una afirmación absoluta y rotunda: la de que el castellano es el idioma oficial de la República, y una posibilidad condicionada, no afirmada: la de que las lenguas regionales o provinciales tendrán aquella categoría que les reconozcan las leyes. Por consiguiente, la que le damos aquí, colocándola al lado y en el mismo rango que el castellano para Cataluña, es el máximo de concesiones que se pueden hacer dentro de la Constitución(5)

Un cop feta la votació, els catalans vàrem perdre la nostra proposta, que era idèntica al Projecte de Núria, per 149 vots en contra i només 52 vots que hi varen anar a favor. Rebutjada aquesta esmena que intentava millorar, molt moderadament, el dictamen de la comissió, es va perdre la possibilitat que la llengua catalana recobrés en el terreny jurídic la preponderáncia que socialment tenia en el present i que tradicionalment sempre havia tingut abans de perdre les llibertats nacionals. L’oficialitat s’havia recobrat, però no pas amb el sentit ni la intensitat de què gaudíem quan disposàvem de les nostres institucions nacionals.

El text del dictamen de la comissió sobre l’Estatut de Catalunya tenia el suport de la majoria parlamentària (republicans, socialistes del PSOE i radicals socialistes), que coincidia amb els criteris del govern, presidit per Azaña. Però, encara, hi havia a la Cambra d’altres forces polítiques que consideraven exagerat i condescendent l’article 2 de l’Estatut. Per això s’hi varen presentar esmenes en contra que pretenien menysvalorar-lo tot retallant les prerrogatives de la llengua catalana i enfortint encara més el castellà.

La primera esmena que es va discutir va ser la del diputat Royo Villanova, elegit per Valladolid i del grup agrari, que proposava que els catalans tinguessin l’obligació de saber el castellà i que el «Diari Oficial de la Generalitat» s’edités a dues columnes. Royo Villanova va dir: «Señores, este problema del idioma demasiado saben los Sres Diputados que es uno de los más impresionantes, el que más apasiona, tanto en Cataluña como en el resto de España.» Ell es considerava inconseqüent a l’hora d’acceptar la cooficialitat del català, i ho deia així: «Y tan eficaz ha sido aquel atropello de la Dictadura que la República ha reaccionado en forma favorable al idioma catalán, hasta el punto de darle rango de cooficialidad, rango que no todos aceptan. Yo estoy seguro de que en Castilla no están conformes en este momento conmigo. Tengo bastante sinceridad para procurar reflejar el espíritu de mis electores; pero no contrarío una convicción que he formado, que, si es contraria al espíritu castellano (y un compañero mío presentará una enmienda distinta) si mis electores creen que yo falto a la fidelidad al espíritu castellano por votar la cooficialidad, como tengo una convicción, he aprendido de Costa a dirigirme al público, no para halagar sus ideas, sino para infiltrarle las propias en lo que buenamente pueda.»(6)

Per explicar la seva esmena, ho deia així: «Es decir, que la obligación de que los catalanes sepan el castellano y aprendan el español es algo indispensable para la clase obrera; tan indispensable que yo os digo que, si se deja este artículo sin la adición que yo recomiendo, si luego vamos a la enseñanza con claudicaciones y debilidades, simplemente con que se conserve el statu quo que ya expliqué el otro día, ellos, por su entusiasmo catalán, porque responden a una preocupación nacionalista, porque creen que Cataluña es una nación y que la nación es la lengua y que cuanto más diferencia haya en el lenguaje, más se acercan a su ideal de nación catalana; ellos en sus escuelas no enseñan el castellano, y el obrero catalán, nacido en Cataluña, de padres catalanes, educado en catalán, estará mutilado para la lucha social y romperá su solidaridad con los obreros de otras partes.»(7) I continuava: «Fijaos bien en que esto del idioma tiene una trascendencia inmensa (de la enseñanza ya hablaremos); pero yo os aseguro que, si no recabamos de una manera indiscutible la obligación de las autoridades catalanas-de enseñar el español a los niños de Cataluña, no sólo vamos a establecer un abismo espiritual, que es mucho más grave que el abismo político, entre Cataluña y el resto de España, sino que vamos a someter al proletariado catalán, a éste que vosotros estáis obligados a defender, a la condición triste y vergonzosa de los tagalos. Nada más.»(8)

És interessant de veure l’evolució feta pel senyor Royo Villanova des de 1915, en què s’oposava radicalment a la utilització del català en els expedients administratius, fins ara, el 1932, en què n’accepta la cooficialitat. També cal examinar el canvi dels arguments: abans pregonava que l’ús del català era una ofensa al «idioma Castellano» i ara s’oposa a l’avenç del català sota la capa progressista de donar cultura als obrers.

Fa gràcia que un home polític al servei deis interessos dretans, per l’idioma, es preocupi de la classe obrera. Potser en aquell moment va creure que seria un bon argument per a convèncer la majoria que sustentava el govern. La seva incoherència és també notable: no accepta que la llengua sigui una part important de la nació i, en canvi, quan fa referencia a Espanya, reconeix que, de resultes de les diferencies lingüístiques, es pot obrir un abisme espiritual entre els catalans i la resta dels ciutadans de l’Estat.

El diputat radical socialista per Valencia Miguel San Andrés va rebutjar-li l’esmena en nom de la comissió dictaminadora i Royo Villanova va prendre la paraula en el torn de rectificació. Val la pena de reproduir-ne els arguments, que són els següents: «Y nada ha dicho el digno individuo de la Comisión de mi propuesta concreta de que los periódicos oficiales en Cataluña se escriban a dos columnas, en catalán y en castellano, cosa que a algunos castellanos intransigentes les parecerá irrespetuoso para su idioma, porque a alguien le llamó la atención que no pusiéramos el castellano antes que el catalán.» I continuava: «Porque eso que decía S. S. de la acción directa, de que ellos habían tomado ya la cooficialidad y de que escribían y hablaban en la Diputación y en el Ayuntamiento en ambas lenguas, es prueba del peligro de toda reforma que se les dé a los catalanes; no es lo que les demos nosotros, sino lo que ellos se tomen.»(9) «Así se dio el decreto por D. Marcelino Domingo, y “sabéis cómo se aplica”. Pues diciendo que el bilingüismo en la escuela catalana quiere decir que el castellano se enseñe como una asignatura, y así se está enseñando. Es decir, que los niños catalanes, si no se corrige esto y se mete en cintura a ese Patronato que está regentando las escuelas catalanas en contra del espíritu español, como no se meta en cintura a ese Patronato antiespañol, no sabrán castellano de aquí a diez años. Yo os digo con entera verdad, y no os quepa de ello duda, que el aspecto más grave que hay en el problema catalán es la cuestión del idioma, de la enseñanza, del alma española. (…) Si algo tenemos que hacer en común catalanes y españoles, ese algo lo tenemos que hacer en castellano, y si no no lo haremos.» Fent referència als diputats de la minoría catalana, Royo Villanova els digué: «Pues qué, ¿no os entristece a los que tenéis mis años comparar la elocuencia de los diputados catalanes de ahora con la que tenían Cambó, Ventosa, y Pi i Margall, por ejemplo?… Yo creo que hablan poco, porque saben que no tienen el dominio del castellano como lo tenemos nosotros. Y eso es porque llevan veinte años mutilando el alma española y no hablando ni escribiendo más que en catalán.» «Yo oí al inolvidable Estanislao Figueras en el Ateneo, cuando empezaban estas cosas catalanistas que tuvieron un origen literario, aparte del político, diciendo: “A mí me han enseñado la doctrina en catalán, a mí me han enseñado en la escuela en catalán.” Pues fue la escuela y fue el púlpito, han sido los maestros y los curas los que han creado el catalanismo antiespañol.»(10)

Cal remarcar com Royo Villanova és conscient que la llengua catalana és antitètica amb l’espanyola. I fins i tot parla d’ells i de nosaltres per diferenciar els catalans dels castellans: ésser català queda ben palès que és ésser antiespanyol; són dues essències o dos conceptes dialèctics.

L’esmena de Royo no va prosperar perquè només va tenir 43 vots a favor i 210 en contra. Llavors es va discutir la que va presentar el grup Acción Popular de la minoria agrària, que va defensar el notari de Madrid Cándido Casanueva, en què pretenien que les actuacions judicials i els documents notarials es fessin sempre en castellà. Els radicals de Lerroux també varen presentar una esmena molt similar en què proposaven que s’havia de fer servir el castellà als jutjats quan no hi hagués catalans exclusivament. Aquesta esmena fou defensada pel diputat Fernando Rey Mora, elegit per Huelva. Totes dues esmenes varen interessar moltíssim la comissió i no es varen votar per mirar d’incorporar-les al dictamen. L’ajornament va ser fins al dia 23 de juny, que el debat recomençà.

Mentrestant, va ser examinada una altra esmena proposada per diputats d’Acción Popular el primer signant i defensor de la qual en el debat va ser Pedro Martín y Martín, diputat elegit per Valladolid i adscrit al grup agrari. Martín y Martín va dir: «…el de mayor peligro, el que más puede comprometer la unidad nacional, el relativo a esta cooficialidad del idioma catalán con el castellano.»(11) Per això la seva esmena pretenia no donar l’oficialitat al català i només en tolerava l’ús en les relacions públiques o privades, culturals, artístiques o docents, etc.

El senyor Martín ho justificava així: «Prácticamente huelga que se diga que el idioma catalán es cooficial, y realmente lo que queda es el deseo de que conste esta cooficialidad en el Estatuto, no en la Constitución, para llegar al día que haga falta a lo que se persigue, que, según las respetables opiniones que aquí he citado, no es más que la emancipación de Cataluña del resto de España(12) Aquesta esmena també va naufragar sense gaudir de suport. Va ésser rebutjada per la Cambra només amb 18 vots a favor 137 en contra.

En aquest mateix dia 16 de juny de 1932 es va debatre una altra esmena contrària al dictamen de la comissió. Els qui anaven en contra eren gent esquerrana del Partido Social Revolucionario, que, per tal de lluitar contra el català, s’arrengleraven també amb gent reaccionària. L’esmenant va ser José Antonio Balbontín y Gutiérrez, diputat elegit per Sevilla, el qual en el seu discurs de defensa va dir «que ell no volia pas anar contra el català»: «Ahora bien, yo estimo, y por eso quería explicar mi enmienda, que a los trabajadores catalanes les interesa extraordinariamente saber el idioma castellano.»(13)

És d’un gran interès remarcar el mòbil del diputat Balbontín: tot i ser socialista revolucionari i de l’esquerra republicana andalusa, podem comprovar la seva coincidència amb els reaccionaris. Heus ací els comentaris: «…me interesaría añadir que, no sólo la enseñanza, sino también la defensa del castellano en todos los órdenes de la vida civil catalana, sea una función exclusiva y específica del Estado; es decir, no sólo enseñar el castellano en las escuelas, sino defenderlo contra posibles abusos en lo que se refiere a una también posible persecución del castellano.»(14)

Com hom pot veure, els sofismes no són pas un patrimoni exclusiu deis conservadors. També l’esquerra més radical del Parlament cau en argumentacions capcioses i criteris viciats. A Catalunya ha estat mai perseguit, el castellà? La lluita de classes i l’internacionalisme obrer, si es fan en català, són perniciosos. En canvi, per a aquests revolucionaris espanyolistes, si la revolució es fa en castellà, es fa amb una llengua que no està tacada ni per la burgesia ni pel capitalisme. En el fons hi ha un afany de domini feixista i una opressió imperialista que s’embolcalla amb uns criteris socials.

Balbontín diu: «En este sentido, para los obreros catalanes es el primer interés individual sostener el castellano como instrumento de cultura; en lo que se refiere a la lucha por la vida espiritual, es también interesante defender el castellano como instrumento de lucha social, como lazo de unión del proletariado catalán con el resto del proletariado español. Yo estoy convencido de que el grito de “proletarios de todos los países, uníos”, referido a España, es perfectamente realizable, pero para ello es indispensable que una a los obreros catalanes y a los obreros del resto de España el lazo del castellano.»(15) I acaba així: «Éste era el sentido de mi enmienda, lo que yo quería salvar a toda costa: el castellano. Y no me importa perder —entiéndalo la Comisión— todo lo demás. Absolutamente todas las libertades políticas, económicas y administrativas para Cataluña; conservar sólo el idioma como lazo de común del proletariado, porque esto es lo que hará posible una España nueva. Nada más.»(16)

El senyor Balbontín vol salvar el castellà. No té pas en compte la injustícia que representen l’assimilació, l’opressió sistemàtica, l’anivellament. Per a ell la cosa important és que el castellà predomini a Catalunya: el proletariat se salvarà amb el castellà. És curiós: tothom està en contra del catalanisme per «nacionalista». Aquest senyor havia de portar a terme les tècniques nacionalistes més refinades i ningú no el titllà mai d’espanyolista. Ho diu ben clar: el que importa és salvar el castellà. Per vendre bé la idea l’embolica amb un paper fi ben atraient per al proletariat. I com que necessita firmes per a presentar l’esmena, l’esquerra sol·licita les de la dreta més reaccionària, com ara Joaquín Fanjul (17) o Ramón Franco.(18)

Heus ací la paradoxa. Per raons polítiques hom pot lluitar contra el català i el catalanisme i perseguir-los. I per a anar contra la burgesia hi ha revolucionaris que eliminarien la llengua catalana, com si les llengües i les nacions fossin de dretes o d’esquerres. La contradicció és que es pot anar contra el català perquè «cal anar contra la burgesia catalana». Ara bé, en el mateix acte, en la mateixa lluita, Balbontín es pot associar amb la dreta espanyola i salvar el castellà. amb la dreta espanyola no és pas dolent si el que es pretén és anar contra la nació catalana i a favor del castellà.

I en aquest fenomen, indirectament, també hi cauen alguns catalans, que es pensen que anteposar la «lluita de classes» al «dret nacional» és ésser més avançat. I no saben que Catalunya és i ha estat víctima dels espanyolistes en tots els temps, i d’aquests sempre n’hi ha hagut de revolucionaris i de reaccionaris. A nosaltres la coherència ens fa estèrils; l’objectiu d’ells, en canvi, no és pas ésser conseqüent, sinó mantenir el domini de la seva nació espanyola.

Hi ha progressistes catalans que arriben a titllar de «feixistes» els nacionalistes. Hem d’aprendre dels espanyols: ells s’uneixen pels llaços de la seva nació per anar contra els catalans fidels. Contràriament, a nosaltres les polítiques conjunturals i partidistes a vegades ens divideixen en temes d’importància nacional.

En el debat parlamentari el diputat de la comissió dictaminadora Gerardo Abad Conde va contestar al discurs original de Balbontín. Li va donar seguretats que la seva esmena ja estava subsumida en els articles de l’Estatut que feien referència a l’ensenyament, on restava clar que l’Estat era qui tenia les competències sobre la defensa del castellà, tot referint-li les clàusules que salvaguardaven aquests interessos; hom pot veure que tant la Constitució republicana com l’Estatut s’havien redactat amb una cura especial per tal que el català no ultrapassés ni un sol mil·límetre el seu terreny.

El dia 23 de juny de 1932, sota la presidència del senyor Julián Besteiro, es recomença el debat sobre l’article 2 de l’Estatut d’Autonomia. La comissió inicià la sessió manifestant que no s’acceptaven les esmenes de Casanueva i de Rey Mora perquè ja estaven integrades en el dictamen. El republicà radical Rey Mora va insistir en l’aspecte que el castellà havia de ser dominant als jutjats, i ha explicava així: «Hay un hecho evidente: el castellano es cooficial con el catalán en Cataluña, pero el castellano tiene un rango muy superior al catalán, por su extensión y porque es el idioma constitucional, el de todos los españoles, cualquiera que sea el régimen autonómico en que vivan; el otro, ni siquiera pueden imponerlo las leyes autonomistas.»(19)

D’altres diputats varen donar suport a aquesta esmena dels lerrouxistes, com ara el socialista de Saragossa José Algora Gorbes, que trenca la disciplina del seu grup i més tard abandona el PSOE. El diputat radical socialista per Alacant Juan Botella Asensi també hi parla a favor. Un cop posada a votació, l’esmena fou rebutjada per una diferència, però, que no era pas tan considerable com les altres vegades: 128 vots a favor i 209 en contra.

Aquesta esmena era primordial perquè, de fet, eliminava la normalització de la llengua catalana en el terreny judicial. Si recordem que el primer lloc d’on es va treure la llengua catalana va ser I ‘Audiència en funció del Decret de Nova Planta, era molt important que hi pogués entrar amb autèntica igualtat amb el castellà, cosa que el dictamen tampoc no reconeixia plenament ja que s’hi havia d’aportar una traducció si la part ho demanava. Hem de remarcar que, en els 128 vots que varen anar a favor de l’esmena, hi havia els del filòsof José Ortega y Gasset, Miguel de Unamuno, Miguel Maura, Justino Azcárate, José María Gil-Robles, Felipe Sánchez Román, Alvaro Figueroa, Alfonso García Valdecasas, Melquíades Alvarez, etc. Tampoc no podem trobar defensors de la llengua catalana entre els castellans culturitzats ni entre els intel·lectuals amb horitzons universals.

El mateix dia 23 de juny de 1932 es varen contemplar d’altres esmenes, entre les quals hi havia la presentada pel diputat de la majoria (Acción Republicana) Matías Peñalba Alonso de Ojeda, elegit per Palència, la qual va millorar el dictamen de la comissió perquè diferenciava les disposicions
o resolucions, que s’havien de fer «bilingües», de Ilurs notificacions administratives, les quals, segons Peñalba, s’havien de fer tal com sol·licités el ciutadà notificat.

Tots els membres de l’oposició més els republicans radicals de Lerroux van anar en contra d’aquesta nova versió introduïda per la comissió. Per això, el resultat final va ser disputat: 196 vots a favor de l’esmena Peñalba i 131 vots en contra. Guanyadora, l’esmena va ser incorporada al text definitiu de l’Estatut.

Finalment, hom va debatre la darrera esmena presentada contra l’article 2 de l’Estatut, que era signada pels senyors Unamuno, Maura, Azcárate, Santa Cruz, Sánchez Román, Valdecasas, Giner de los Ríos i Sacristán. Era una barreja d’intel·lectuals de l’Agrupación al Servicio de la República, de la Derecha Liberal Republicana d’Alcalá Zamora i d’independents. Aquesta esmena pretenia deixar la cooficialitat de la llengua catalana exclusivament en el terreny de la Generalitat i establir que en els òrgans de l’Estat així com en els documents públics calia fer servir el castellà. El discurs de defensa o torn a favor va anar a càrrec de Miguel de Unamuno, que va argumentar-ho així: «Esto implica que si todos los ciudadanos tienen derecho a elegir el idioma oficial que prefieran en sus relaciones con las Autoridades de la República, estas autoridades de la República han de tener la obligación de conocer el catalán. Y eso, no. Que les convenga, es otra cosa, es una cosa completamente distinta; pero obligación, de ninguna manera.»(20)

Amb aquesta esmena presentada volien deixar el català com un idioma local, un idioma intern, un idioma dels indígenes, però sense gens de repercussió en tot alló que és Estat. Podem veure-hi el concepte que tenien de Catalunya i de la llengua catalana: no consideraven pas que els catalans haguessin de tenir la mateixa igualtat de drets lingüístics que els castellanoparlants. No, per a ells els catalans no eren cap subjecte de dret i el que tenia prioritat eren tots els drets dels castellans. I encara més: no eren els drets dels ciutadans castellanoparlants, sinó els dels funcionaris de l’Estat, que havien d’estar al servei del poble.

Unamuno continuava així: «Pero, ¿es que eso se puede dificultar, cuando hay dos pueblos, y el uno admite, no como imposición —eso yo lo creo—sino libremente, por estimar que le conviene, la obligación de conocer el castellano? Pero ahora viene la segunda parte: ¿obligación? Para nadie; ni allí, de conocer el catalán. Conveniencia, es otra cosa.
»¿Es una lucha de abogados? Yo lo único que digo es que me parece inadmisible que se imponga una cosa cualquier por tuerza, como eso que dice el articulo de “tanto la Generalidad como de la República”; es decir, que el funcionario de la República tenga que verse obligado a entender el Catalán. Ahora se habla de cordialidad, se habla de cortesía, pero eso, por lo visto, no reza con esto de las lenguas.
»(21)

Després de dos segles d’opressió lingüística fa plorar que Unamuno afirmi que hom no obliga ningú a emprar el castellà. Si no accepta cap obligatorietat, per què no deixa els catalans en plena llibertat? No: Unamuno vol imposar el castellà i vol deixar el català a la conveniència i a la cortesia, dues coses que l’experiència ens ha ensenyat què volen dir. Perrò examinem el seu discurs i veurem per què vol arribar al predomini exclusiu del castellà i no pas a l’oficialitat normalitzada del català: «Respecto a la suerte que hayan de correr la lengua castellana y la lengua catalana en Cataluña, yo tengo mis ideas que no son del caso, porque éstas no son cosas de legisladores, sino cosas de biología lingüística. Creo saber algo de esto, y sé que pueblo, lo que se llama pueblo, el campesino, no hay ninguno verdaderamente bilingüe, y cuando a un pueblo se le hace bilingüe acaba, primero, por mezclar las dos lenguas; después, por combinarlas hasta fundirlas en una.»(22)

Aquí tenim l’autèntica raó de l’esmena dels intel·lectuals espanyols. La seva dèria serà dissimular l’estossinament futur de la llengua catalana, abandonada en la seva situació de patuès, tot reclamant la llibertat per als funcionaris de l’Estat. Ells sabien que, si el català no assolia la plena oficialitat, arribaria a desaparèixer sense cap assimilació d’aparença violenta. Les paraules del mestre Unamuno no ens poden enganyar: tenen la mateixa lletra, i la mateixa música, de tots els legisladors de la Restauració.

Més endavant, Unamuno manifesta el problema que tenen molts diputats a seguir la disciplina del partit i no pas el convenciment de la seva consciència. Ell sap que molts votaren contra llur pensament i intenta fer-los canviar el vot.

Abans de començar la votació per a aprovar l’article 2 de l’Estatut, el diputat Alfonso García Valdecasas,(23) també signant de l’esmena d’Unamuno, consumeix el torn contra el text del dictamen. La seva tesi és que el nacionalisme català té els seus orígens en el moviment del naturalisme i que el seu llenguatge és el del fet natural, el del fet diferencial: «Y este nacionalismo tiene precisamente como característica la de que es lo más ajeno y lo más lejano al espíritu universal de España. Por eso en España no ha habido ese sentimiento de la Nación como hostilidad, como cerrazón; y por eso también la política asimilista que el Sr. Presidente del Consejo de Ministros sabe que no era de los siglos XVII y XVIII, no fue pujante en el siglo XIX,
porque no se sentía en España.
»

encara hi insistia més endavant i afirmava: «Por eso España no fue nunca asimilista; el asimilismo fue muy escaso; y ahora es cuando se corre precisamente el peligro asimilista “contra España”, el riesgo de desespañolización de una región española, y yo creo señores que la historia de España, tan saturada de espíritu de generosidad, es digna, señores catalanes, de que queráis sentirla como vuestra. Y no queráis alejaros de ella y extirpar de vuestra alma todo lo que representa precisamente en su afán de universalidad. Nada más (aplausos).»(24)

O sigui que hom pot tergiversar la història a la seva manera. García Valdecasas ens diu que l’Estat espanyol no ha estat mai assimilista. Totes les lleis, totes les normes i totes les disposicions que hem pogut examinar amb anterioritat no eren pas per a assimilar els catalans. Doncs, per a què devien ser? El que sabem és que quan Catalunya reclama l’oficialitat de la seva llengua, quan només demana retornar a l’origen, quan tan sols sol·licita que la llengua catalana retorni al punt en què li varen privar d’ésser utilitzada sota la violència del «dret de conquesta», aleshores el senyor García Valdecasas considera que hi ha el perill d’assimilar «en contra de España».

Espanya és universal eliminant les cultures que li fan nosa. Espanya actua sempre «amb generositat». En canvi, Catalunya, que només demana el que és seu, només demostra hostilitat i no té cap mena de magnanimitat. El nacionalisme de García Valdecasas, alumne d’Ortega y Gasset, és un «nacionalisme universal» perquè atropella tot allò que se li posa davant. Al nacionalisme català, que només pretén recuperar el que és seu, sense imperialisme ni opressió, li manca universalitat i és gasiu. Bona mostra de les paradoxes que sempre hem hagut de patir!

Per anar allargant el debat, un altre diputat, Antonio Rodríguez Pérez, elegit per la Corunya, també demana la paraula i utilitza un tercer torn per tal d’anar contra el text del dictamen de la comissió. Rodríguez Pérez, del grup gallec autonomista, vol demostrar que l’article que dóna la cooficialitat a la llengua catalana és anticonstitucional. Segons ell, ho és perquè quan es convoquin oposicions per a vacants de funcionaris de l’Estat a Catalunya caldrà exigir el coneixement del català. I també hi afegeix: «Un caso concreto: el Ejército. Los soldados que presten servicio en Cataluña, ¿van a tener derecho a que sus oficiales les den las voces de mando en catalán?»(25)

Abans de votar, el portaveu del grup radical, el diputat elegit per Las Palmas Rafael Guerra del Río, demana la paraula per explicar el seu vot en l’article 2 de l’Estatut. El vot serà en contra i ho explica així: «[nosotros] que hemos luchado tantos años contra el catalanismo intransigente, derechista, intolerante e intolerable de la Lliga Regionalista, y principalmente mi compañero Rafael Ulled y yo, que fuimos Diputados de los catalanes anticatalanistas de Barcelona en la Primera Mancomunidad de Cataluña y allí batallamos contra Prat de la Riba y contra la Lliga propugnando un autonomismo consciente, cordial, liberal, republicano, que nos habíamos hecho la ilusión de verle simbolizado en vosotros y amparado por el Gobierno, empezamos a creer que debajo de todo eso vuelve a estar lo de siempre: la Lliga y su espíritu intransigente, que nos obliga a votar contra la nueva redacción del art.° 2.»(26)

També abans d’iniciar la votació el diputat per Zamora Miguel Maura Gamazo, setè fill d’Antoni Maura, demana la paraula per explicar el seu vot. Alerta tots els diputats de l’assumpte gravíssim de què estan tractant i intenta influir sobre la Cambra així: «No es posible que la Cámara se sienta con dignidad suficiente, ni con autoridad bastante para discutir y votar el Estatuto bajo la presión constante que supone la amenaza perpetua y perenne de autoridades de Cataluña…»(27)

Finalment, després de tots els recursos reglamentaris, el president, Julián Besteiro, va poder procedir a la votació, la qual es féu nominal. L’article 2 de l’Estatut, que retornava l’oficialitat a la llengua catalana, va quedar aprovat pels vots dels socialistes del PSOE (80), els diputats catalans (34), els radicals socialistes (32), Acción Republicana (21), els partits gallecs autonomistes (7), els federals (7), el basc-navarrès (5), etc. Total de vots a favor, 191. En contra es varen sumar 112 vots: els dels republicans radicals (53), la minoria agrària (24), l’Agrupación al Servicio de la República (10), la Derecha Republicana i independents (24), els gallecs autonomistes (3), etc.

És de doldre molt que intel·lectuals com José Ortega y Gasset, Miguel de Unamuno, Justino Azcárate, etc., votessin contra un article tan moderat que només pretenia retornar a la llengua catalana el seu status oficial i no tenia cap possibilitat de perjudicar o eliminar la llengua castellana. Els enemics del català no solament han estat en els rengles dels incapacitats per la intel·ligència, sinó que també els que presumien de ser els dipositaris del saber i de voler explicar la veritat amb l’ajuda de la filosofia s’han comportat com uns autèntics reaccionaris, inflats pel nacionalisme espanyolista.


(1) DSCC, núm. 184, 1932, p. 6.263.
(2) DSCC, núm. 184, 1932, p. 6.264.
(3) DSCC, núm. 184, 1932, p. 6.267.
(4) DSCC, núm. 189, 1932, p. 6268.
(5) DSCC, núm. 184, 1932, p. 6269.
(6) DSCC, núm. 184 (16-VI-1932), p. 6.270.
(7) DSCC, núm. 184 (16-VI-1932), p. 6.271.
(8) DSCC, núm. 184 (16-VI-1932), p. 6.272
(9) DSCC, NÚM. 184, P. 6.273.
(10) DSCC, núm. 184, p. 6.274.
(11) DSCC, núm. 184, p. 6.280.
(12) DSCC, núm. 184 (16-V1-1932), p. 6.281.
(13) DSCC, núm. 184 (16-VI-1932), p. 6281.
(14) DSCC, núm. 184 (16-V1-1932), p. 6.282.
(15) DSCC, núm. 184, p. 6.283
(16) Balbontín, durant l’exili, va estar a Londres. Per trobar feina es presentà. a la BBC perquè l’agafessin com a locutor a les seves emissores per a l’América del Sud, però, com que no sabia gens d’anglès, no l’acceptaren. Paradoxes de la vida. El qui ens volia salvar pel castellà, el castellà no el salvà a ell.
(17) Fanjul, més endavant, va trobar la CEDA massa poc moderada i a Madrid organitzá l’aixecament militar del 18 de juliol que es rebel·la contra el govern republicà legalment constituït.
(18) Ramón Franco Bahamonde, a les Corts Constituents, va sortir elegit per Barcelona amb l’Esquerra Republicana, però no va tenir cap inconvenient a anar contra la llengua catalana aportant la seva signatura a l’esmena de Balbontín. També s’adherí a l’aixecament militar de 1936
(19) DSCC, núm. 188 (23-VI-1932), p. 6.400.
(20) DSCC, núm. 188, p. 6.414.
(21) DSCC, núm. 188, p. 6.415.
(22) DSCC, núm. 188, p. 6.416.
(23) Alfonso García Valdecasas havia nascut a Granada i estava elegit per aquesta circumscripció. Deixeble d’Ortega y Gasset, era catedràtic de Dret i pertanyia a l’Agrupación al Servicio de la República. Posteriorment fou un dels fundadors de Falange Española.
(24) DSCC, núm. 188, p. 6.417.
(25) DSCC, núm. 188, p. 6.419.
(26) DSCC, núm. 188, p. 6.420.
(27) DSCC, núm. 188, p. 6.422.

Extret de: LA PERSECUCIÓ POLÍTICA DE LA LLENGUA CATALANA. Francesc Ferrer i Gironès, Edicions 62, pàgs. 155 a 165