Interpel·lació parlamentària contra Romanones (1902)

En el Congrés de Diputats, el dilluns dia 24 de novembre de 1902 a la tarda, el diputat català Joan Ferrer i Vidal, pel districte de Vilanova i la Geltrú, interpel·la el comte de Romanones sobre el Reial Decret que regula l’ensenyament de la doctrina cristiana en castellà. Tot i manifestar-se anti-autonomista, el diputat considera que el Reial Decret no pot ésser aplicat a Catalunya perquè hi ha dos milions d’habitants(1) que no entenen el castellà o l’entenen malament i perquè creu que pel Reial Decret no s’assoliran pas els objectius. Ell és partidari que es parli a tot arreu el castellà, però que s’ha de fer amb lleis que respectin la realitat.(2)

En contestar el comte de Romanones, va reconèixer que el Reial Decret s’havia fet per una denúncia deis inspectors d’Instrucció Pública de Catalunya en la qual deien que la majoria dels nens i les nenes de les escoles no entenien el castellà i que, «con el pretexto de explicar la Doctrina Cristiana en catalán, no solamente explicaban la Doctrina, sino todas las demás materias que constituyen la enseñanza». Amb aquesta explanació de Romanones es pot comprovar que el Reial Decret es féu per anar contra Catalunya. Era tot un reguitzell de mesures que es varen prendre contra el Principat: suspensió de les garanties constitucionals a la província de Barcelona;
aplicació de la Llei d’1 de gener de 1900 contra el separatisme (hom va detenir uns joves assistents als Jocs Florals de 1901, que foren jutjats per un tribunal militar); detenció per primera vegada de gent que va portar una corona a l’estàtua de Rafael Casanova, etc.; suspensió dels Jocs Florals de 1902; promulgació del Reial Decret per a evitar que es parlés català a les escoles, etc.

Es fa difícil de poder conformar un Estat – i de poder-hi conviure— del qual només ells se senten amos. Segons les afirmacions de Romanones, és ben clar que l’Estat no és pas dels catalans: «Para ser maestro no se necesita ser, ni hablar catalán, sino hablar y poseer el castellano.» I tot seguit, perqué quedés ben clar, hi afegia: «¿Se puede consentir en buenos principios, sobre todo ahora que los maestros públicos son funcionarios del Estado, por haber pasado al Estado el pago de esta atención; se puede consentir que en las escuelas de España se enseñe un idioma o dialecto que no sea el español? Esta es la pregunta que hago yo a todos los Sres. Diputados. (El Sr. Nocedal: El catalán es español.)»

Amb la visió ben pròpia del dominador, i del qui està acostumat a gaudir de tots els mitjans que li donen la força i la violència, va dir més endavant: «En el seno de las familias, en el hogar doméstico pueden hablarse todos los idiomas o dialectos que se quiera; en la escuela del Estado, sostenida y vigilada por la acción del Estado, no se puede enseñar más que en el idioma nacional, y como idioma nacional en España es el castellano, de ahí que no pueda atender los deseos del Sr. Ferrer y Vidal.»(3)

I no podem oblidar que aquest concepte de l’Estat és explicat per un membre del partit liberal, un home que creu en la llibertat d’ensenyament, la llibertat de pensament i la llibertat de cultes. El domini d’una nació sobre una altra, no entra en el codi de la llibertat?

Mai no podrem saber l’autèntic odi que destinen els governants en anar contra la llengua catalana. Però el comte de Romanones ens acosta cap aquest coneixement. Heus ací el que va dir a continuació: «Su señoria cree que esta medida se ha dado sin conocimiento de la situación que atraviesa Cataluña. Se equivoca S. S.; se ha dado después de haber meditado bien la situación a que S. S. se refiere; se ha dado por creer que el peligro estaba precisamente en no darla, y que el Gobierno permaneciera impasible y cruzado de brazos ante un estado de cosas tan grave como el que yo he manifestado al Congreso; porque no se trata ya solo de que la lengua castellana
esté en desuso en los pueblos de la montaña, como dice S. S.; es que los inspectores de primera enseñanza me han asegurado que ya la doctrina cristiana se daba en catalán, incluso en la misma Barcelona; y había de llegar un momento en qué este mal se atajara, y a mi juicio, el momento ha llegado, y sostendré esa medida a pesar de las amenazas y de los peligros que se pueden deducir de las palabras del Sr. Ferrer y Vidal.
»(4)

El diputat Joan Cañellas, liberal també, hi intervé i diu: «Pretender, pues, que en las escuelas se enseñe el castellano hablando en castellano es imposible. Pero aparte de la imposibilidad de la cosa, aparte de que debemos rendir tributo a la realidad, yo pregunto al Sr. Ministro de Instrucción Pública: en Cataluña cuando el ilustre jefe del partido liberal, Sr. Sagasta, ha ido a Barcelona con motivo de las fiestas de los Juegos Florales, y delante de S. M. la Reina Regente, ¿en que idioma se habló? En Lengua Catalana. Y el Sr. Sagasta, mi ilustre jefe, abrió la fiesta en idioma catalán. Por consiguiente, lo que S. S. entendía que era absurdo, a saber, que los maestros pagados por el Estado explicaran en catalán, yo entiendo que es la cosa más natural del mundo.»

I continuava: «Así como hasta hoy era el menor número el de las escuelas en que se enseñaba en el idioma catalán, si se mantiene el decreto de S. S., yo se lo adelanto y se lo aseguro, se enseñará el catalán en todas las escuelas de Cataluña, porque el movimiento que se ha iniciado allí es un movimiento unánime; hasta ahora los catalanistas iban solos; el problema que S. S. ha planteado, y no lo olvide, nos une a todos; iremos todos unidos, y ese decreto, en vez de producir el resultado que S. S. espera, le producirá completamente contrario,»(5)

Incidentalment, el diputat Lerroux intervé també el dijous dia. 27 de novembre de 1902 en el debat que se celebra al Congrés. Val la pena de reproduir les seves paraules quan es refereix al Reial Decret amb l’interès de poder comprovar la política que seguia el diputat radical a les ordres del ministre de la Governació. El senyor Lerroux digué: «El Sr. Ministro de Instrucción Pública ha creído conveniente publicar un decreto en el que establece la obligación de enseñar, creo que el Catecismo, y no sé si algunas otras asignaturas, en el idioma español, en las escuelas de Cataluña y en cuyo decreto establece penalidades para los que falten a dicha obligación. Yo pregunto al Sr. Ministro de Instrucción Pública: ¿S. S. no ha tenido medios de extender su jurisdicción a los Seminarios? Porque allí es, en los Seminarios, donde se enseña exclusivamente en catalán, donde los que luego han de ser sacerdotes aprenden en catalán, salen de allí para ocupar sus cargos en las iglesias y predican en catalán, y se entienden constantemente con sus superiores jerarquicos, aún en sus relaciones oficiales, en catalán.

»El catalán, idioma en el que predican aquellos sacerdotes, es un vínculo para sembrar la idea reaccionaria y la idea disolvente, porque el catalanismo, Sr. Rusiñol, salvo contadas excepciones, la de S. S. por ejemplo, y hablo del catalanismo, a cuya fracción pertenece S. S., porque el catalanismo está ya tan fraccionado como todos los demás partidos que terminan en ismos; el catalanismo, a cuya rama pertenece S. S., el regionalismo en que milita S. S. y del cual es dignísimo portavoz S. S., es un regionalismo reaccionario.

»(…) y como SS.SS. han pretendido arrancar al partido republicano la bandera federal y no han podido, SS. S.S. han borrado de la bandera todos los atributos de la libertad y del progreso, y escribiendo en ella el programa de Manresa, reaccionario y de espíritu separatista, han hecho de una bandera gloriosa, un pendón de sacristia.

»Todo el mundo en Cataluña, en efecto, es autonomista; la unidad nacional tiene una garantia en el partido radical, tiene una garantia en la clase obrera.

»No entienden los obreros catalanes, como entienden los señores catalanistas, que a la integridad de su derecho importa y al logro de sus aspiraciones, como cuestión esencial, que el idioma oficial sea uno y este exclusivamente el catalán, sino que, por el contrario, entienden que toda evolución progresiva de la humanidad ha propendido hacia. el idioma universal…»(6)

I mentre es desenrotllava aquesta interpel·lació al Congrés, el dia 27 de novembre, a la Universitat de Barcelona, els estudiants varen provocar aldarulls, i la guàrdia civil entra en el clos universitari, ferí un degà de facultat i detingué diversos estudiants. Tot de resultes del Reial Decret de Romanones, que, segons ell mateix ha explicat al Parlament, ha rebut multitud de telegrames de protesta de tot Catalunya dels quals diu que potser n’hi ha un que és escrit en castellà.

En continuar la interpel·lació el dia 29 de novembre, hi intervenen els senyors Rusiñol i Domènech i Montaner, els quals manifesten la protesta contra el Decret: «No nos afecta a los catalanistas, sino que afecta a Cataluña entera, afecta a nuestra personalidad, a nuestra antigua nacionalidad, a lo que es para nosotros más querido, a la facultad de aprender la religión y dirigir nuestras plegarias a Dios en nuestro idioma; porque pese al Sr. Ministro de Instrucción Pública y a quienes pese, nosotros asi continuaremos dirigiendonos a Dios y a nuestra Virgen de Montserrat en la lengua en que a ella se dirigieron nuestros antepasados y nosotros la hemos hablado .siempre» (senyor Rusiñol).

«Yo tengo la seguridad, y voy a decir una cosa que quizá tenga cierta gravedad o importancia, tengo la seguridad de que la Alta Persona que sancionó este decreto no lo hizo con la buena voluntad que sanciona otros muchos; y de todos modos, yo he de censurar a los Ministros que ponen a S. M. en el caso de firmar decretos como éste, yo he de censurar a los continuadores de la obra de destrucción del Conde Duque de Olivares, puesto que vosotros sois los continuadores de esa obra y en conciencia he de creer que quizas las primeras palabras que pronunció nuestro Rey no fueron en español, y fueron en otra lengua que no es la vuestra» (senyor Rusiñol).

«En el preambulo se sientan algunas teorias que indican que el Sr. Conde de Romanones sigue la política secular y fatal para España, una política que hace trescientos años estais desarrollando y que nos ha aislado de todos los pueblos que han vivido con nosotros» (senyor Domènech).

«Si, el preambulo es mucho más grave que el articulado; viene a decir, a la personalidad de Cataluña vamos a quitarle la piel, y luego, como es natural morirá y la pondremos al pié de nuestro árbol para que asimile lo que de ella quede y pueda.

»¿Cree S. S. que vamos a renunciar nosotros a nuestra vida para venir a servir como de abono al árbol del centralismo, a un árbol que vosotros mismos reconocéis que está corcomido y con las raices filoxeradas? ¿A título de que nos pedís que nos desprendamos de nuestra personalidad? No, no nos desprenderemos de ella; renunciaremos a todo, a todo, a todo, antes de renunciar a nuestro amor a Cataluña y a la personalidad de Cataluña» (senyor Domènech).(7)

Davant d’aquests arguments, el comte de Romanones va tornar a parlar, i va insistir que ell només pretenia que els nens aprenguessin el castellà: «Las materias que deben enseñarse, según el art. 2, título 1.°, de la Ley de 1857, son las que a la primera enseñanza comprende, a saber: 1.° Doctrina Cristiana y nociones de Historia Sagrada, acomodadas a los niños. 2.° Lectura. 3.° Escritura. 4.° Principios de Gramatica. ¿Es que esta lectura, esta escritura y esta gramática son la lectura, escritura, y gramática del dialecto catalán? Claro que no. Es la lectura, la escritura, y la gramática castellana, y claro es que se imponen la enseñanza de todas estas materias en castellano para toda España.

»No voy a entrar en el peligroso camino a que podria llevarme el sostener que en una nación no debe haber más que un idioma y la influencia que tiene en la unidad nacional el idioma único. Confieso que este es un camino peligroso, que las teorias sobre el particular son contradictorias y que los ejemplos a que pudiera referirse son más contradictorios aún.»(8)

Que poca memòria històrica que tenen els governants de Madrid quan la història no els interessa! En estructurar-se l’Estat amb la conjunció de la Corona de Castella amb la d’Aragó, no es féu pas cap pacte pel qual els de l’àrea catalana renunciaríem la llengua. Per tant, aquest tracte sinal·lagmàtic encara està per acomplir. L’Estat espanyol no té cap dret a imposar la llengua castellana sota cap concepte. La famosa «unitat» que tant pregonen es féu amb ciutadans que disposaven d’una llengua diferent; voler imposar una llengua sobre una altra és trencar el pacte.
El diputat marqués de Camps fou el darrer d’intervenir en el debat, i digué: «…yo ante el Congreso, me permito formular la más enérgica protesta con todo el respeto, como he dicho antes, debido a la autoridad del Sr. Ministro de Instrucción Pública, porque este Real Decreto entiendo que, tanto en su letra como en su espíritu, ataca todos los principios fundamentales del derecho y de la razón.
»(…) como regionalista convencido, he de felicitar, después de mi protesta, calurosamente al Sr. Ministro de Instrucción Pública, porque reconozco que no hay ninguna disposición, nada que pueda hacer más regionalistas en menos tiempo y con mayor facilidad que los que con su ya famoso Decreto ha hecho S. S.
»(9)

Després de llegir íntegrament els debats que es varen generar per culpa del Reial Decret, hom té la sensació que Catalunya no havia pas caigut en el «provincialisme» tal com s’ha escrit. Estic segur que, si fos provincialisme, ens haurien tractat més bé perquè ens haurien considerat uns dels seus. No: la sensació que causen les paraules pronunciades pels polítics més principals d’aquells governs és que Catalunya havia esdevingut colònia de Madrid. Hom tractava els catalans com aborígens, a qui calia obrir les portes de la civilització per tal que poguessin arribar a ser com els castellans, els quals es pensaven tenir molta importància i dominar el món. De l’imperi que acabava de fluir el 1898 Catalunya era la darrera colònia i sobre ella etzibaven totes les seves frustracions.

En crear-se Espanya políticament, existien parts diferents i llengües dissemblants, i tàcitament s’admet que en aquell moment es realitzà la unitat i s’aconseguí la unió. A què treu cap, doncs, ara, que tothom ha de parlar una sola llengua? Que no s’havia aconseguit la «Unitat» abans? Que València, les Illes, i Catalunya no tenien els mateixos drets i les mateixes preeminències que la llengua castellana? O ara resulta que si els catalans no abandonem la nostra llengua la «unitat» no s’haurà aconseguit?

Però, no podem pas deixar de remarcar que totes aquestes estratègies polítiques gaudien a Madrid d’un suport molt estès que arribava fins i tot als intel·lectuals castellans. Un exemple clar és el famós article publicat el 15 de desembre de 1902 per l’acadèmic Ramón Menéndez Pidal, sota el doble tl’ «El Catalán y los catalanistas» i «Cataluña Bilingüe», on deia: «El estado español debe velar por la necesaria unidad, en lo que siempre anduvo más perezoso que violento. Baste decir que la declaración del español como obligatorio en los tribunales no se hizo sino a prin-
cipios del siglo XVIII, y en la enseñanza hasta principios del XIX.
»

I més endavant hi afegia: «Los catalanistas pueden tachar de centralismo arbitrario el uso de la lengua española en Cataluña, pero es deber de los gobernantes el mantenerla y afirmarla; ya que tan firme arraigo tiene; y esto, mejor que con esfuerzos repentinos y acaso pasajeros, se debe procurar con previsiones atinadas, y con la lentitud perseverante de la administración inteligente y de la instrucción pública, tarea todavia más propia de la vida de un monarca que del breve flujo y reflujo ministerial.»

I continuava: «El Estado, lejos de buscar la muerte del catalán, debe promover su estudio, aunque no el estudio empirico y elemental de la escuela, que es innecesario y no se puede sumar con el preciso de la lengua nacional, sino el estudio más profundo y científico en la Universidad.»(10)

L’enrenou que va portar aquest Reial Decret fou molt fort i, juntament amb d’altres problemes polítics que varen sorgir, obligà a la dimissió del govern i, amb eh, el comte de Romanones una setmana després dels debats parlamentaris al Congrés i al Senat, és a dir, el 9 de desembre de 1902.(11)

Amb l’entrada del nou govern conservador de Francisco Silvela aparegué a la «Gaceta» del dia 22 de desembre, o sigui, uns tretze dies després de plegar el comte de Romanones, una Reial Ordre signada pel nou ministre d’Instrucció Pública i Belles Arts, Manuel Allendesalazar y Muñoz de Sa-lazar, de Guernica i que sempre va estar en els rengles conservadors. Aquesta ordre ministerial porta data del 19 de desembre de 1902 i la seva intenció és aclarir el Reial Decret del mes de novembre passat per tal de suavitzar-ne el rigor excessiu. Malgrat tot, l’ordre ministerial no afluixa pas gaire, segons podem veure:

«Ilmo. Sr.: En vista de las dudas que se han producido con motivo de la aplicación del Real decreto de 22 de Noviembre del corriente año y de las consultas elevadas á este Ministerio por varios Inspectores de primera enseñanza, especialmente por el de la provincia de Tarragona, se hace necesario dictar reglas fijas y precisas para que aquéllos sepan á qué atenerse en tan delicada materia. Ha de hacerse constar, ante todo, que es el primer deber de los Maestros de instrucción primaria la enseñanza de la lengua castellana, y singularmente en aquellas provincias de la Monarquía que conservan idiomas ó dialectos locales, á los que sus naturales profesan justo y legítimo cariño; pues, si en todos es de capital interés el perfecto conocimiento del idioma patrio, lo es mucho más en aquellas comarcas en las que si no fuera por el perseverante esfuerzo del Maestro quedarían los nacidos en ellas en lamentable incomunicación intelectual con la mayor parte de sus compatriotas. Así, pues, es deber ineludible de los Inspectores contribuir con sus visitas frecuentes, y si preciso fuera, con sus amonestaciones, á que ningún Maestro se exima del exacto cumplimiento de aquella primordial obligación, comunicando á este Ministerio las observaciones que su constante inspección y su celo le sugieran, para en su vista adoptar las resoluciones que sean oportunas.

»Dos linajes de dificultades se presentan para la aplicación del Real decreto antes mencionado. Nacen las unas de la contradicción evidente y manifiesta entre los artículos 1.0 y 3.0 del mismo con la legislación vigente, y tienen las otras por origen la interpretación práctica del art. 2.0. Respecto á las primeras, la solución es clara y terminante: los artículos 87 y 92 de la vigente ley de Instrucción pública, como todos los preceptos legales, no pueden ser derogados ó modificados por una disposición ministerial, y, en su consecuencia, hay que acatarlos y cumplirlos á la letra. En cuanto á las segundas, ninguna explicación puede darse que reuna más caracteres de autenticidad que la dada por su propio autor, pues nadie mejor que él puede juzgar si la redacción de aquél respondió ó no fielmente y con toda exactitud á su pensamiento y á sus propósitos, y por esta razón, la penalidad señalada en el art. 2.° del referido Real decreto debe imponerse tan sólo cuando el Maestro se dirija en idiomas ó dialectos que no sean el oficial, á niños que sepan el castellano.

»En atención á lo expuesto, S. M. el Rey (Q. D. G.), de acuerdo con el Consejo de Ministros, ha tenido á bien disponer:

»1.° Que los Inspectores de primera enseñanza velen sin descanso por el exacto cumplimiento de la obligación en que están los Maestros de enseñar la lengua castellana, dando cuenta á este Ministerio de las deficiencias que en este importantísimo extremo de la enseñanza puedan observar.

»2.° Que se atengan en punto á la designación de textos para la enseñanza de la doctrina cristiana en las Escuelas, á las expresas disposiciones de los artículos 87 y 92 de la vigente ley de Instrucción pública.

»3.° Que cuando un Maestro se dirija á niños que todavía ignoren el castellano, no incurrirá en responsabilidad, si se sirve como de instrumento ó vehículo para su enseñanza, de un idioma que no sea el oficial; y

»4.° Que las responsabilidades á que el art. 2.° del Real decreto de 22 de Noviembre último se refiere, sólo serán exigibles en el caso de que el Maestro emplee idioma distinto del oficial, dirigiéndose á alumnos que sepan el castellano.

»De Real orden lo digo á V. I. para su conocimiento y efectos oportunos. Dios guarde d V. I. muchos años. Madrid 19 de Diciembre de 1902. — M. Allendesalazar. — Sr. Subsecretario de este Ministerio.»(12)

L’aclariment que pretenia la Reial Ordre era, en principi, una reculada però no pas una rebaixa de la pena, que continuava essent desproporcionada a la suposada falta. El càstig o penalització no anava pas orientat a favor del fet que tota la mamada aprengués el catecisme i sortís de l’escola més preparada religiosament. No: l’autèntica raó de l’ordre ministerial era també, reincidint-hi, que el castellà s’introduís totalment a les escoles sense excusa de cap mena i sense cap forat per a esquitllar-se.

Cal remarcar una dada important. Als pressupostos de l’Estat de 1902 van començar de consignar-s’hi les assignacions dels mestres de les escoles publiques, amb la qual cosa tots els mestres passaren a dependre de l’Estat. Aquest fet és importantíssim per a comprendre la castellanització de les escoles primàries, i l’inici de la sucursalització lingüística d’una manera real i efectiva.

Cada pas per a construir i solidificar l’Estat resulta sempre una espanyolització de Catalunya. Com més fort és l’Estat espanyol, relativament més feble esdevé Catalunya.


(1) Catalunya, en el cens de població de 1900, tenia 1.966.382 habitants. Vegeu Lluís RECOLONS, La població de Catalunya, Ed. Laia, Barcelona, 1974, p. 169.
(2) DSC Congreso, núm. 55, 1902, p. 1.402.
(3) DSC Congreso, núm. 55, 1902, p. 1.403.
(4) DSC Congreso, núm. 55, 1902, p. 1.404.
(5) DSC Congreso, núm. 55, 1902, pp. 1.404-5.
(6) DSC Congreso, núm. 58, 1902, pp. 1.497-1.502.
(7) DSC Congreso, núm. 60, 1902, pp. 1.565-68.
(8) DSC Congreso, núm. 60, 1902, pp. 1.571-2.
(9) DSC Congreso, núm. 60, 1902, pp. 1.576-7.
(10) «El Imparcial», Diario Liberal, 15-XII-1902.
(11) El bisbe de Vic, Josep Torras i Bages, amb data 27 de novembre de 1902, havia adreçat una exposició a Romanones justificativa de l’ensenyament del catecisme en llengua catalana fent-hi un recull de tots els punts amb què hi donava suport. Hi deia «que els nens de Catalunya pensen i parlen en català perquè és la seva llengua nativa i pròpia». També hi desautoritzava el Decret ja que els infants de Catalunya no eren instruïts en català a efectes d’una interpretació de la llei. sinó en virtut del sentit comú i del dret natural i consuetudinari, i de conformitat amb les prescripcions de l’Església, existent molt abans que es promulguessin les lleis de la instrucció pública.
(12) Legislación (…), vol. XIII, Imprenta de la Revista de Legislación, Madrid, 1902, p. 884.

Extret de: LA PERSECUCIÓ POLÍTICA DE LA LLENGUA CATALANA. Francesc Ferrer i Gironès, Edicions 62, pàgs. 96 a 103

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